Cuando se mejora el tono muscular, la consecuencia metabólica de cualquier trabajo que se tenga que hacer como parte del día a día se vuelve menos significativo. Tener más fuerza te beneficia en todas las actividades; no sólo facilita las cosas, sino que también amplia el rango de lo que se puede hacer. Lo primero que notan la mayoría de nuestros clientes, es que ahora son capaces de realizar muchas actividades que antes eran incapaces de hacer. Por otro lado, la mejora de tono se traduce a nivel estético en una apariencia de mucha mayor firmeza corporal.

 El músculo es un tejido metabólicamente muy activo, por lo que cualquier pérdida de masa muscular con la edad conduce a un menor gasto energético y a una reducción del ritmo de metabolismo basal (consumo de calorías en reposo). Sin la intercesión de un ejercicio de entrenamiento de tonificación adecuado, el ritmo de metabolismo basal disminuirá aproximadamente en un 2 y un 5 % por década. Nuestro sistema de entrenamiento personal permite, no solo detener esta pérdida sino, recuperar entre dos y cuatro kilos de tono muscular. Teniendo en cuenta que el organismo necesita unas 100 calorías al día para mantener cada kilo de músculo magro ganado, este nuevo tejido quemará diariamente entre 200 y 400 calorías más, incluso aquellos días en los que el sujeto esté en reposo (la grasa, en contraste, requiere apenas 4 calorías al día por kilo para ser mantenida).

 La habilidad de metabolizar eficientemente la glucosa es vital para la salud. Se ha asociado la diabetes con un metabolismo pobre de la glucosa, el cual se ha demostrado que mejora con el entrenamiento personal de alta intensidad y bajo impacto, incrementando la captación de glucosa en un 23 por ciento tras sólo cuatro meses.

Los seres humanos requerimos ráfagas periódicas de esfuerzo muscular elevado. En ausencia de dicha actividad, el glucógeno muscular no es consumido en grado significativo. Cuando esta situación se acompaña de un consumo rutinario de grandes cantidades de carbohidratos refinados, aparece un nivel de glucosa que ya no puede almacenarse en los músculos. Por lo tanto, la glucosa comienza a acumularse en el torrente sanguíneo, y los niveles de insulina corporales aumentan. Como la glucosa no puede entrar en las células musculares, los receptores de la superficie de estas células se vuelven insensibles a la insulina. Entonces, el cuerpo produce todavía más insulina y ahora tiene grandes cantidades de glucosa circulante y grandes cantidades de insulina circulante. Esa glucosa es transportada al hígado, donde, al enfrentarse a niveles de insulina elevados, se dirige hacia la síntesis de ácidos grasos, y toda futura ingestión de carbohidratos es desviada exclusivamente al almacenamiento de grasa. Tiempo después de que las células musculares se hayan insensibilizado a la insulina, sus células grasas (adipocitos) siguen siendo sensibles a la insulina. Como resultado, el sistema de alguien que no realiza ejercicio de alta intensidad tendrá grandes cantidades de ácidos grasos, que se desplazan a las células grasas, donde se convierten en triglicéridos y acaban siendo almacenados como grasa corporal. La mejor forma de revertir este proceso es realizar una actividad física con la suficiente intensidad como para activar las fibras donde el almacén de glucógeno es superior. Nuestros entrenamientos de alta intensidad y bajo impacto consigue este propósito de un modo al que ninguna otra forma de actividad física puede ni siquiera aproximarse. Después de cada sesión la glucosa que previamente estaba acumulada en el torrente sanguíneo puede desplazarse dentro de la célula muscular, y los receptores de insulina musculares pueden operar y comenzar a hacerse más sensibles. Conforme aumenta la sensibilidad a la insulina, disminuyen los niveles de glucosa sanguínea, e igualmente descienden los niveles de insulina del torrente sanguíneo.

  La pérdida de grasa corporal es otro beneficio provocado de forma directa por nuestros entrenamientos personales de alta intensidad y bajo impacto. Este beneficio es resultado de tres factores. El primero es que un incremento de la masa muscular eleva el ritmo metabólico basal del organismo, que se traduce en un importante aumento del gasto calórico durante toda la jornada, no solo el día de entrenamiento sino de forma continua mientras mantengamos el tono muscular que este tipo de entrenamiento provoca. El segundo es que se queman más calorías durante la sesión, pero además, y a un ritmo superior, durante el período que sigue a la cesación del entrenamiento mientras el cuerpo sufre un llenado de las reservas energéticas y repara el tejido muscular trabajado. Tercero, mientras los músculos se vacían de glucógeno, la glucosa se desplaza desde el torrente sanguíneo al interior del músculo, descendiendo los niveles de insulina del torrente sanguíneo. Cuando esto ocurre, desciende la cantidad de ácidos grasos a nivel hepático y circulatorio. Este descenso del nivel de insulina se traduce en una disminución importante de los depósitos de grasa corporal.

   Se ha asociado un tiempo de tránsito gastrointestinal lento con un mayor riesgo de cáncer de colon, y se ha demostrado que la velocidad de tránsito intestinal se incrementa hasta un 56 por ciento tras sólo tres meses de ejercicio con un entrenamiento de alta intensidad. Así que, de nuevo, cuanto mejor sea el tono muscular, más rápido será el tiempo de tránsito gastrointestinal y, por lo tanto, menor el riesgo de padecer cáncer de colon.

  Se ha demostrado que los entrenamientos alta intensidad y bajo impacto tienen un efecto positivo sobre los niveles de colesterol, mejorando el perfil lipídico sanguíneo tras sólo unas pocas semanas de ejercicio, como consecuencia de los efectos positivos que provoca sobre la sensibilidad insulínica. La insulina es una hormona pro-inflamatoria que, en combinación con niveles elevados de glucosa, da como resultado un mayor daño oxidativo sobre el tejido y un estado inflamatorio generalizado, marcado por una gran inflamación en las paredes de los vasos sanguíneos, que el organismo interpreta que debe ser reparada. Ante esta situación, el colesterol, que podríamos considerar como el equivalente biológico del mortero o la masilla, acude a las zonas afectadas con la intención de reparar o “parchear”, depositándose en las paredes arteriales y llegando a provocar problemas de salud muy serios a medio plazo. Restaurar la sensibilidad a la insulina algo que, como se ha explicado anteriormente, se consigue a través de entrenamientos de alta intensidad y bajo impacto, disminuye el estado inflamatorio sistémico y la inflamación generalizada de vasos sanguíneos, por lo que se requiere transportar menos colesterol para este propósito en forma de LDL.

   Un incremento de la presión sanguínea es una preocupación sobre la salud cada vez más frecuente. Durante mucho tiempo se ha supuesto que el esfuerzo relacionado con el entrenamiento de tonificación muscular puede ser problemático para aquellas personas que padecen una presión sanguínea elevada. Sin embargo, la literatura médica revela que el entrenamiento de alta intensidad y bajo impacto reduce la presión sanguínea en reposo en sujetos levemente hipertensos sin que haya riesgo de un incremento de presión sanguínea peligroso. En referencia a este tema, consideramos fundamental instruir a nuestros clientes con las técnicas de respiración adecuadas, a través de ritmos respiratorios fluidos evitando en todo momento el efecto de Valsalva*.

*En caso de que realices entrenamientos de tonificación muscular sin asesoramiento profesional, te aconsejamos evitar siempre la realización de cualquier tipo de esfuerzo intenso al mismo tiempo que mantienes el aire dentro de tus pulmones sin espirar, ya que ese tipo de técnica provoca una importante elevación potencialmente peligrosa de la la presión arterial.

   No hay precisamente carencia de datos en la literatura médica que indiquen que el entrenamiento de alta intensidad puede derivar en incrementos significativos de la densidad mineral ósea. Con el ejercicio adecuado, no solo se consigue reforzar la estructura osea, sino que esta adaptación, unida a la mejora de tono obtenida, ayuda a protegerse de sufrir las caídas que causan las típicas fracturas que presenciamos en los enfermos de osteoporosis. Además, en caso de sufrir un percance de ese tipo, al poseer un tono muscular significativamente mejor, el músculo adicional funcionará como un agente amortiguador que protegerá sus huesos

  Una de las dolencias más comunes que presenciamos en la sociedad actual es el dolor en la espalda. Afortunadamente, hay una fuerte evidencia médica de que un programa de entrenamiento de tonificación muscular libre de impacto, adecuadamente realizado y en el que participen ejercicios directos para los músculos de la columna ayuda a eliminar los problemas de espalda y reforzar los músculos posturales.

De aquellos clientes que antes de iniciar nuestros entrenamientos sufrían dolores de espalda, después de 3 meses de ejercicio, el 20 % apreció una mejora moderada, el 20 % una mejora notable y el 60% restante eliminó totalmente las molestias en su espalda.

  Multitud de estudios llevados a cabo para demostrar los efectos cardiovasculares del entrenamiento de tonificación muscular de alta intensidad han concluido que, al menos, iguala los efectos de los métodos más convencionales como correr u otras actividades continuas de intensidad moderada. Esto tiene sentido, ya que el sistema aeróbico está operativo 24 horas al día, 7 días a la semana, no sólo cuando participa en una clase de aeróbica semanal o se echa una carrera. Es muy importante entender que siempre habrá un mayor requerimiento a nivel cardiovascular cuando el tejido muscular se ve obligado a realizar un trabajo de alta intensidad, ya que uno de los principales propósitos del sistema cardiovascular es proporcionar ciertos nutrientes necesarios para los músculos y ayudar a eliminar los subproductos del consumo y utilización de estos nutrientes. De acuerdo con múltiples estudios, el sistema cardiovascular recibe una tremenda estimulación y beneficio cuando el organismo se ve sometido a entrenamientos de alta intensidad correctamente planificados.

  Las sesiones de tonificación de alta intensidad y bajo impacto con electroestimulación no solo trabajan la musculatura superficial sino que, dado que es posible regular la profundidad de los impulsos en función del objetivo, se obtienen mejoras sustanciales de los problemas de incontinencia o incluso la desaparición de los mismos mediante el refuerzo del cuelo pélvico, algo muy difícil de conseguir a través de las técnicas de entrenamiento convencional.